Los plásticos, ¿son el enemigo del siglo XXI?
Como es sabido, actualmente, nos vemos inmersos en una crisis sanitaria producida por la propagación del virus COVID-19 a nivel mundial. Esta situación ha provocado que ciudadanos, empresas y administraciones públicas, tomemos medidas de protección contra el contagio y, en consecuencia, los mercados se han visto obligados a satisfacer una altísima demanda, sin precedentes históricos, de elementos como las pantallas protectoras, mamparas de protección y mascarillas, la mayoría de ellos fabricados con materiales plásticos.
Sin embargo, sólo un par de años atrás, los plásticos parecían ser el enemigo número uno de nuestra sociedad, y el principal causante de los males de nuestro planeta.
No era extraño encontrarnos con afirmaciones que ponían en duda su utilidad, durabilidad o reciclabilidad, hasta incluso, si estos materiales eran seguros para nuestra salud.
Lo cierto, es que la realidad es bien distinta.
Las empresas fabricantes de productos plásticos en Europa se encuentran a la vanguardia en esta nueva era. La investigación en I+D de las compañías productoras y distribuidoras de plásticos en colaboración con los gobiernos de cada país han permitido crear un mercado mucho más sostenible, subministrando plásticos de alto rendimiento que ayudan a la optimización de los recursos gracias a su larga durabilidad, bajo peso y a la infinidad de utilizaciones a las que dan respuesta.
Ahorro energético.
Gracias a la alta resistencia y el bajo peso de algunos materiales plásticos como el policarbonato compacto o Kydex (PMMA + PVC) se consigue reducir el peso de trenes y aviones permitiendo de esta manera reducir el consumo energético de combustibles fósiles no renovables.
Durabilidad y aprovechamiento.
La industria plástica está cambiando su modelo productivo en línea con la nueva mentalidad de la sociedad, en la cuál no se ve con buenos ojos el antiguo modelo de consumo basado en consumir y desechar. La prolongada vida útil de los plásticos con garantías de calidad acreditadas, reducen la necesidad de sustitución y con ello se evitan costes en la reposición de nuevos productos, y se disminuye el consumo de recursos innecesarios.
Reciclabilidad y reutilización de materias primas.
La mayor parte de los plásticos son reciclables. Además, otros tantos proceden de la reutilización de otros residuos. En parte, gracias al uso de nuevos sistemas de reciclaje, cada vez más eficientes que permiten un aumento de las cantidades tratadas y recuperadas. La industria plástica está haciendo grandes esfuerzos para evolucionar y tomar como propios los objetivos del mercado: mayor respeto por el medio ambiente y mayor optimización de los recursos finitos. Para ellos se están llevando a cabo diferentes estrategias tanto en el ámbito del diseño de producto, como en la redefinición de los procesos productivos para que aumenten en eficacia.
El objetivo europeo está basado en este concepto, pues en 2030 el 100% de los productos deben ser reciclables. Como consecuencia del cumplimiento de este hito, en Europa se dispondrá de más toneladas de plástico reciclado, contribuyendo de manera significativa a la reducción de la dependencia de Europa respecto a las importaciones de combustibles fósiles y, por tanto, a la reducción de emisiones de CO2.

Materia prima para generación de energías alternativas renovables.
Las plantas de cogeneración (recuperación combinada de calor y energía) utilizan residuos plásticos junto con otros materiales de elevada aportación calorífica, consiguiendo así una interesante fuente de calor y energía.
El combustible recuperado resultante es de uso habitual en centrales térmicas y varias industrias que consumen mucha energía, por ejemplo, los hornos de cemento, y reducen la necesidad de combustibles fósiles vírgenes.
Nos queda mucho trabajo por hacer.
La industria plástica está haciendo suyo el lema Reducir, Reutilizar y Reciclar, por ello se desarrollan soluciones plásticas altamente eficientes basadas en producto – reciclaje – transformación – nuevo producto.
No obstante, aún existe un grave problema medioambiental que debemos atajar cuanto antes: los plásticos y microplásticos en nuestros mares y oceános.
Por eso, la concienciación y el reciclaje de plásticos es más necesario que nunca.
“De hecho, el crecimiento en la aportación ciudadana al contenedor amarillo en 2018 fue equivalente a la suma de los 3 años anteriores, y crece muy por encima del consumo. Se trata del mayor incremento experimentado en los 22 años de historia del reciclaje de estos residuos en España y se ve empujado por el aumento de la conciencia ambiental de los ciudadanos y la creciente preocupación por la contaminación causada por el plástico abandonado” (Lancelot Digital, 2020)
“Estos esfuerzos tuvieron un resultado palpable en el cuidado del medioambiente: las 1.453.123 toneladas de envases domésticos recicladas en 2018 han permitido ahorrar 1,45 millones de toneladas de materias primas y ha ayudado a mantener un aire más limpio, gracias a que ha evitado que se emitieran 1,6 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, el equivalente a 8.200 vuelos realizados entre Madrid y Canarias. Gracias al reciclaje, también se ha reducido el gasto de energía en 6,21 millones de MWH y el consumo de agua en 20,3 millones de m3” (Lancelot Digital, 2020).
Sigamos siendo conscientes, seamos parte del cambio. El reciclaje es cosa de todos.